miércoles, 5 de septiembre de 2007

Qué tengas un ¿buen viaje?






Este es el hogar de Bryan Retamales, un joven puentealtino de 17 años que debe cumplir con el horario de ingreso (08:00 am) en el Liceo de Aplicación, de la comuna de Santiago Centro, lugar donde estudia. Para ello, él se levanta a las 06:00 am.






Su viaje comienza a las 06:30 am. La primera parada la realiza para abordar la micro alimentadora F09. "A esta hora es un caos meterse a esta micro, está siempre llena", es lo que repite Bryan a cada momento.
Un nuevo problema se le presenta a Bryan: Su pase escolar, el que ocupa para movilizarse por el Transantiago, el que viene a suplantar a la famosa tarjeta Bip!, no tiene saldo suficiente para un pasaje. A esta hora (06:40 am) no se encuentra ningún local abierto. Conclusión, “voy a tener que ver si el chofer me lleva hasta el Metro. Le digo que no tengo saldo. Que cargo mi pase en el Metro”.
Finalmente, después de diez minutos pasa la micro que lo acerca a la estación Las Mercedes, de la Línea 4 del Metro. El chofer ante la propuesta de Bryan, hace un gesto de indiferencia y lo deja pasar.









Luego, ya en el Metro, debe lidiar con cientos y cientos de personas, entre trabajadores, escolares y múltiples invitados por un lugar en el vagón del Metro. Pero primero, una fila enorme lo espera: Los que no cuentan con saldo suficiente y deben cargar sus Bip!.
El primer intento es en vano. Sólo con la llegada del tercer carro Bryan puede continuar su travesía matutina.En el camino me cuenta, que si bien su colegio no tiene jornada escolar completa, aún así su día normal es un sacrificio. Bryan se está preparando para rendir la PSU, por lo que asiste al Preuniversitario CEPECH, en la sede de Alameda 2221, comuna de Santiago centro. “Salgo a las dos del liceo, pero después me toca Preu. El preu lo tengo a las dos y media. Salgo de ahí como las cinco y media. ¡Por lo que me voy con el choclón de gente y me vengo con el choclón de gente todos los días!”.Además agrega que “llego a mi casa como las ocho, a puro acostarme, no me queda tiempo para nada más”.








El Metro se detiene en Vicente Valdés, un nuevo desafío se aproxima para Bryan: El fatídico trasbordo a la Línea 5. Una larga escalera separa su destino. Cuando ya supera este inconveniente, otro llega: tomar el próximo vagón.
En estos instantes el reloj marca las 07:20 am. Así que Bryan, con el fin de llegar a la hora a su liceo, a punta de empujones y manotazos logra entrar al carro.
Dice que prefiere los rincones de los vagones, porque así, "me apoyo en las puertas traseras y puedo dormir un rato siquiera".









Cuando el tiempo ya nos corre en nuestra contra, Bryan me confiesa que “por el poco tiempo que me queda, no puedo realizar trabajos grupales. Si, en cambio, hago un trabajo grupal, significa que debo sacrificar las horas del Preuniversitario”.A Bryan le toca Preuniversitario los días lunes, martes, miércoles y jueves, siendo éste último día el más pesado para él. “El jueves tengo un curso aparte, que se un electivo. Lo tomé para perfeccionarme más. Pero prefiero eso, porque me queda libre el viernes para descansar y salir igual”.







Baquedano es el último paso de su viaje. Aquí hace combinación con la Línea 1 con dirección hacia San Pablo, donde acaba su viaje en la estación República. El reloj marca 07:55, tarde. La preocupación lo invade: Una señora se acaba de desmayar, lo que retrasa la salida del vagón del metro y, por ende, su viaje. Nuevamente Bryan se ve en la obligación de llevar actos extremos por subirse al Metro, tanto como quedar, literalmente, pegado a la puerta del vagón.








Lamentablemente Bryan no logra su objetivo: llegar antes de las 08:00 am. Pisa el Liceo de Aplicación a las 08:15.
Así, el viaje de alrededor de dos horas acaba no con un final feliz.

6 comentarios:

Dagoberto Ignacio F. dijo...

Me gusto mucho la historia, la encontre super coherente y entretenida. Pero me da la impresión que deberias haber puesto antes el comentario sobre el pasajero desmayado, y así, podrías haber tomado una foto en donde se muestre, por ejemplo: la frustración o nerviosismo de Bryan.

Es sólo una percepción mia :D

Alfredo Sepúlveda dijo...

No logro ver todas las fotos, sólo están cargadas la segunda y la penúltima, por favor arréglalo cuanto antes.

Dan Aránguiz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dan Aránguiz dijo...

El primer posteo salió incoherente así que volvamos a empezar. Te decía que las fotos son un problema que tienes que arreglar, y la historia de tú amigo me recuerda la mia, cuando vivía en Huechuraba y estudaiava en Maipú, pero justo ahora no me interesa contarla, así que nos vemos y au revoir...


PD: Saluda al Victor =P

Rodrigo Gallegos dijo...

Bueno, aquí modifiqué mi historia.
Arregle las fotos y algunos toques a la redacción.

Veanla muchachos y opinen.

Alfredo Sepúlveda dijo...

Creo que la fuerza de esta historia está en su simpleza: un escolar que tiene que levantarse temprano y andar a las patadas con el TS para poder llegar a su colegio. Lo cuentas bien, las fotos son coherentes y en términos narrativos, uno termina compadeciendo al chico y desesperándose. Te felicito, muy buen trabajo.