Un nuevo problema se le presenta a Bryan: Su pase escolar, el que ocupa para movilizarse por el Transantiago, el que viene a suplantar a la famosa tarjeta Bip!, no tiene saldo suficiente para un pasaje. A esta hora (06:40 am) no se encuentra ningún local abierto. Conclusión, “voy a tener que ver si el chofer me lleva hasta el Metro. Le digo que no tengo saldo. Que cargo mi pase en el Metro”.
Finalmente, después de diez minutos pasa la micro que lo acerca a la estación Las Mercedes, de la Línea 4 del Metro. El chofer ante la propuesta de Bryan, hace un gesto de indiferencia y lo deja pasar.
El primer intento es en vano. Sólo con la llegada del tercer carro Bryan puede continuar su travesía matutina.En el camino me cuenta, que si bien su colegio no tiene jornada escolar completa, aún así su día normal es un sacrificio. Bryan se está preparando para rendir la PSU, por lo que asiste al Preuniversitario CEPECH, en la sede de Alameda 2221, comuna de Santiago centro. “Salgo a las dos del liceo, pero después me toca Preu. El preu lo tengo a las dos y media. Salgo de ahí como las cinco y media. ¡Por lo que me voy con el choclón de gente y me vengo con el choclón de gente todos los días!”.Además agrega que “llego a mi casa como las ocho, a puro acostarme, no me queda tiempo para nada más”.
En estos instantes el reloj marca las 07:20 am. Así que Bryan, con el fin de llegar a la hora a su liceo, a punta de empujones y manotazos logra entrar al carro.
Cuando el tiempo ya nos corre en nuestra contra, Bryan me confiesa que “por el poco tiempo que me queda, no puedo realizar trabajos grupales. Si, en cambio, hago un trabajo grupal, significa que debo sacrificar las horas del Preuniversitario”.A Bryan le toca Preuniversitario los días lunes, martes, miércoles y jueves, siendo éste último día el más pesado para él. “El jueves tengo un curso aparte, que se un electivo. Lo tomé para perfeccionarme más. Pero prefiero eso, porque me queda libre el viernes para descansar y salir igual”.
Baquedano es el último paso de su viaje. Aquí hace combinación con la Línea 1 con dirección hacia San Pablo, donde acaba su viaje en la estación República. El reloj marca 07:55, tarde. La preocupación lo invade: Una señora se acaba de desmayar, lo que retrasa la salida del vagón del metro y, por ende, su viaje. Nuevamente Bryan se ve en la obligación de llevar actos extremos por subirse al Metro, tanto como quedar, literalmente, pegado a la puerta del vagón.
Lamentablemente Bryan no logra su objetivo: llegar antes de las 08:00 am. Pisa el Liceo de Aplicación a las 08:15.
Así, el viaje de alrededor de dos horas acaba no con un final feliz.